No podría odiarte sin antes amarte,
y jamás podré borrarte de mi vida,
incluso cuesta a tus oidos regalarte
y me suicido si me planteas una revalida.
Procuro ser el padre mas bueno,
olvidarme del "tu" del "mi" del "aquel",
gracias a ti mi soltería reestreno,
porqué te parecerás tanto a él.
La vida nos deparó la calamidad pública,
(si para vernos utilizamos pesado armamento)
quedásemos tú en tu casa y yo en mi república.
Valga este soneto, y que dios me agarre confesado,
cuando te pido que entre los dos firmemos este juramento,
procuremos hacer de él, el niño más amado.
------------------------------------------------------------------------
Soneto a la madre de mi hijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario