sábado, 15 de octubre de 2011

Reflejo equivocado.

Lo que ayer creí mío no era mío,
fue una ilusión fugaz de pertenencia,
un espejismo cruel de la conciencia
que casi sin saber, borró el hastío.

Todo quedó al final en un baldío,
bajo del vaho fútil de la ausencia,
¿Qué gané con aquello? ¡La experiencia!
¿Qué me quedó de aquello? ¡Su desvío!

No hay pérdida en amar, y no hay ganancia
en añorar las cosas que tuvimos,
la vida es el instante que vivimos

y todo lo tenido en abundancia,
ha de medirse al fiel de la constancia
sin importar aquello que perdimos.

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